Conocida popularmente como “Botox” es una sustancia que paraliza o disminuye la función del músculo sobre el que se aplica. De esta forma, se consigue relajar, durante algunos meses, los músculos faciales, previniendo la formación de arrugas y suavizando las existentes, hasta ser casi inapreciables.
El profesional recomienda su aplicación cada 4 a 5 meses según cada caso para que no vuelvan aparecer las nuevas líneas de expresión y así permanecer con el paso del tiempo con un rostro rejuvenecedor.